jueves, 8 de enero de 2015

Luces de bohemia (palabra y tono)



Para dar con la dirección expresiva de la pieza, debemos tomar en cuenta tres conceptos fundamentales: el de bagatela, el de esperpento y el de luz y sombra:
En la escena séptima de la obra, el director del diario "El Popular" declara lo siguiente
DON FILIBERTO.- Espere usted que ¡Ni siquiera pueden ustedes hablar en serio! Hay alguno de ustedes, de los que ustedes llaman maestros, que se atreve a gritar "¡viva la bagatela?".¡Y eso no en el café, no en la tertulia de amigos, sino en la tribuna de la Docta Casa!¡Y eso no puede ser, caballeros! Ustedes no creen en nada: Son iconoclastas y son cínicos. Afortunadamente hay una juventud que no son ustedes, una juventud estudiosa, una juventud preocupada, una juventud llena de civismo.
Pablo Cabañas en su ensayo denominado "¡Viva la bagatela! (examen de una expresión noventayochista)" Expone estos puntos principales que asoman el posible significado de dicha expresión comparando las diferentes obras y los distintos contextos en los que ha aparecido esta frase.
En primer lugar habla de una época en la que ocurre un hito de cambio en el que se pasa de emplear un lenguaje funcional dedicado únicamente a una narrativa con fines educativos a usar un lenguaje que es sello personal del autor. Sin embargo este lenguaje individualista además es un reflejo de un lenguaje de tópicos comunes que, asentados en el fondo del relato, revelan el meollo del asunto.
En esta época, la literatura comienza a tener una finalidad de entretenimiento; es la época del "arte por el arte". El arte por el arte es una corriente de fines de siglo XIX y principios del XX que defiende la estética idealista por encima de la estética realista; es decir: rechaza el espíritu ideológico del arte —El jardín de los cerezos— puesto que, valiéndose de la filosofía kantiana, lo estético es desinteresado por lo práctico.
Por esto el "arte por el arte" es servidor únicamente del goce estético y su autor es totalmente desentendido de los intereses colectivos; en otras palabras es un arte meramente individualista que, en el fondo, esconde una respuesta reactiva al arte realista propio de la Revolución Bolchevique."¡Viva la bagatela!" de algún modo encierra eso: el enaltecimiento por medio del arte de lo que tradicionalmente se ha calificado como una burda baratija; tal como "La fuente" de Marcel Duchamp, que declara que "Todo lo que un artista denomine arte, es arte".
La palabra esperpento es una definición aparecida en el mundo del teatro a principios de siglo XX, para explicar una deformación grotesca del drama al punto tal que lleva al acabose. El protagonista del esperpento, en lugar de enaltecerse con el resultado de sus acciones, se ve hundido en una enajenación profunda que lo reduce al mínimo.
Obras como la de Valle-Inclán son un espectáculo inquietante, pero cómico que representa la miseria de España en la máxima expresión de su cotidianidad (cosa que es evidente en la representación realista de la forma de hablar de cada personaje). Valle-Inclán nos muestra una sociedad con el aspecto de una manzana roja y brillante, pero que está podrida por dentro. 
Esta y otras obras de la época plasman la realidad como un espejo cóncavo, un espejo que desfigura y fragmenta las formas de forma tal que la realidad se refleja como una caricatura monstruosa. No existe escapatoria ante la deformación de esta imagen.
Para producir el concepto estético de la obra, nos hemos centrado en la propuesta de dos movimientos fundamentales en la pintura de la época junto con los cuadros que hemos tomado como ejemplo del manejo de luces y sombras: del impresionismo tomamos a Monet con el cuadro "San Giorgio Maggiore durante el crepúsculo", en el cual una torre de la catedral se yergue en contraluz junto con el expresionismo donde tomamos como ejemplo a Van Gogh con sus "Campos de trigo", donde además de tomar el contraste del trigo apacible con el cielo alborotado, también tomamos en cuenta la pincelada violenta de este cuadro para aludir al esperpento.
Es importante tomar en cuenta un concepto más antiguo, que es el de claroscuro: es una técnica propia del dibujo y la pintura nacido durante el Renacimiento y que se traslada a movimientos posteriores; consiste en emplear juegos de  luces y sombras intensas sobre la pieza para brindarle mayor expresividad. Esta técnica plástica fue trasladada al cine clásico con la corriente del expresionismo, que pretendía captar la esencia de la realidad fielmente a la interpretación del autor sin querer asociarse a una realidad fría. Tomaremos como ejemplo el filme "Nosferatu" dirigida por  Friedrich Wilhelm Murnau.
En el filme el contraste de luces y sombras es evidente cada vez que la figura de Nosferatu se yergue en la pantalla. Además se utiliza un simple juego de filtros de colores primario: amarillo para los momentos calmos y familiares, azul para momentos de tensión y rojo para el cielo ensangrentado.

En la pieza ocurren fenómenos más o menos similares a todo lo mencionado anteriormente. Progresivamente la escena asa del crepúsculo a una oscuridad mayor; hasta que no quedan más que las velas del velorio de Máximo Estrella y la luz mortecina de la taberna. En esta pieza, el móvil que arrastra al esperpento es el juego de luces.
Pero no es meramente una luz plástica. Esta pieza también propone una especie de "iluminación moral" que constantemente hace guiños a Nietszche. Se hace referencia directa a una Europa de valores obsoletos y socavados que deben ser restaurados en aras de progreso; se hace referencia a una sociedad nihilista a la que —tal como lo aclama Máximo Estrella— le urge la necesidad de resucitar a Dios. Paradógicamente, el ciego es el único que puede ver, y es esto la razón de su caída en desgracia

1 comentario:

  1. Interesante apuesta hacia lo pictórico, pero no entendí cómo se transfiere a la palabra. No hay puente entre las pinturas que establecen como fuente de inspiración y los conceptos de esperpento y bagatela.

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