El teatro tiene como función divertir; puede cumplir una función
moralizante siempre y cuando la moral sea capaz de divertir. Además,
Artaud retoma el carácter ritual (una vinculación que transforma la
identidad humana) convirtiendo al actor en un vehículo de ideas, ideas
que buscan se agentes de cambio a través del juego teatral.
Si la vida es el doble del teatro, el teatro es el doble de la vida distanciamiento: los actores deben reconocer el objeto representado y mostrarlo como algo ajeno y distante para poder apreciarlo desde todos los ángulos posibles y tomar postura ante lo que se nos muestra. En el caso del teatro, se debe mostrar al hombre tal y como debe ser. La interpretación de un individuo en una obra de teatro responde a lo que ese individuo representa en una determinada sociedad. Para poder conocer la realidad y tomar posturas ante ella se debe dejar de lado el juicio hecho desde lo que hemos aprendido para ser capaces de comprender las vivencias que justifican los actos del personaje.
Las transiciones deben evidenciar las junturas que hay entre una escena y otra; la pieza en lugar de tener un cauce evolutivo, tenga un cauce curvilíneo, puesto que lo primordial es el desarrollo de la historia y no su desenlace. En el caso de "Teresita, todo va a estar bien", constantemente entre escena y escena se utiliza una transición musical (generalmente los temas "Ob la di ob la da","Hey Jude") para denotar el final de una historia y el comienzo de una historia diferente que, en conjunto con las otras da sentido a la pieza.
Brecht propone teatro pobre y escueto; para él, si bien es cierto que el teatro debe ser espejo de la realidad, no debe necesariamente ser una fotografía, por lo tanto es recomendable eliminar la complejidad de la producción de la pieza; lo cual permite que nos desentendamos de la realidad caótica de la vida cotidiana para adentrarnos en la realidad armónica de la vida cotidiana. En el caso de "Teresita, todo va a estar bien" se hace uso del espacio vacío: los actores tienen como única herramienta sus cuerpos para diferenciar un espacio del otro a lo largo del desarrollo de la pieza, sin la necesidad de valerse de escenografía que los respalde y con muy poca utilería.
Al contrario de Brecht, que opina que el actor no debe tener las emociones a flor de piel; el actor debe representar y emplear las emociones de la forma más pura posible al momento de representar al personaje para poder vivirlo en carne propia. En "Teresita, todo va a estar bien", cada personaje representa una emoción básica en su estado más puro (alegría, temor, tristeza, ira). Cada actor lleva esta emoción al extremo; desarrollándola en cada acción del personaje a lo largo de la pieza.
Según Artaud, el actor puede prescindir casi, si no totalmente de la verbalización de sus actos. Para él lo primordial es la capacidad gestual que pueda tener el actor al momento de contar una historia. En el caso de "Teresita, todo va a estar bien" lo podemos apreciar en la escena del Hombrecito Miguel. La escena transcurre como una especie de videoclip en el cual los actores, sin emplear una sola palabra cuentan una historia con sentido completo. Hoy por hoy vivimos una vida determinada por la ciencia (virtudes competitivas) esto ha producido una profunda división entre los hombres, diferencias que pueden -y deben- ser limadas. El teatro, particularmente en esta época, debe tener la flexibilidad de subir y bajar de estrato adaptándose al público al que se le quiere hablar, debe estar
al servicio de los más desfavorecido.
El arte entretiene y la ciencia mantiene; ser capaces de extraer la diversión de la nueva productividad, es decir: producir diversión útil. Teatro espejo de la realidad de lo extraordinario.
Un pequeño problema de redacción y creo que se limitan al Brecht que despoja la escena de exceso pero olvidan a aquel que nos pide que miremos en detalle.
ResponderEliminar